En esta entrada queremos resaltar el papel que desarrolló Juan Eusebio Lujan, oficial del Registro Civil de la placilla de El Oro, quien cuenta cómo se vivió la decadencia de Tamaya desde el interior del mineral. Este personaje, vivía hacía años en el mineral, una de las primeras noticias que tenemos de él viene en una publicación en el diario El Tamaya de 1876 en donde se hace un llamado abierto para presentar propuestas para la construcción de un edificio1, donde Lujan era citado como una de las personas que estaba a cargo de entregar informaciones acerca del llamado. Así también, hacia 1877 formaba parte de la comisión de instrucción primaria del lugar2.
En 1885, al entrar en funcionamiento el Registro Civil de El Oro, Luján figura como el oficial. La oficina se ubicaba en la placilla de El Oro, lamentablemente no tenemos registro del lugar exacto.
El edificio donde se emplaza la oficina también era utilizado por Lujan como hogar familiar. Sus relatos denotan su inconformidad con la calidad de la construcción, ya que en sus planes se encontraba la posibilidad de arrendar una vivienda que diera mejores prestaciones que la existente, la cual significaría un aumento del canon de arriendo de $60 a $96.
Estos reclamos nacen de la imposibilidad de encontrar una vivienda medianamente bien construida, “no hay ninguna casa medianamente decente en que vivir e instalar convenientemente la oficina”3, situación derivada del estado de decadencia en que se encontraba el mineral. Es en estos momentos cuando plantea por primera vez la posibilidad de trasladar la oficina hacia tierras más fértiles y con mejor futuro, tal como consta en el siguiente relato:
“Es indispensable, a mi juicio, trasladar esta oficina y para ello no veo otro lugar que el pueblecito de Cerrillos, situado en la falda occidental de este mismo cerro de Tamaya, hay ahí escuela, telégrafo, correo y es la estación del ferrocarril entre Ovalle y Tongoy y por consiguiente, llamado a un porvenir más lisonjero que esto. Es verdad que Cerrillos pertenece a la subdelegación de La Torre colindante de esta, pero en vista de las circunstancias […] creo que podría subsanarse aunque fuera anexionando a esta circunscripción el lugar indicado. No hay para que pensar en buscar casa en las minas de este mineral, porque no se encontraría y dado caso que se hallara, lo que dudo mucho, ya el empleado no conservaría su completa independencia teniendo que contemporizar con el personal de la administración de aquella mina”4.
Sus palabras demuestran el panorama desfavorable por el que atravesaban las minas. Para reafirmar sus dichos, Lujan da el ejemplo de la Iglesia del poblado, la cual se encontraba cerrada por falta de un cura permanente, solo se lograba abrir el templo una o dos veces al año cuando se realizaban exequias o procesiones.
Una preocupación constante del oficial era evitar un eventual traslado a una de las minas que a duras penas continuaban en funcionamiento, esto porque además del evidente destino que le esperaba, podría entorpecer sus funciones más aun cuando dentro de sus responsabilidades se encontraba oficiar como juez de paz. Para evitar que se procediera al trasladarlo a estos lugares, que a juzgar por la evidencia histórica no podrían ser otros que Rosario, Pique o el poblado del Sauce; entrega en sus comunicaciones opciones para continuar su labor, pero esta vez dentro de los límites de El Oro:
“Como punto más a propósito para el objeto espresado me permito indicar a us. las cosas de la sucesión de Joaquin Fajardo que, a mi juicio resumen las condiciones necesarias una vez que sus edificios reciban las reparaciones indispensables para adaptarlas al uso a que se destinan”5.
Al estar emplazada la oficina en un lugar que apresuradamente iba perdiendo su población, los usuarios que habitaban lugares apartados veían entorpecido el acceso al servicio, debiendo emprender un largo viaje desde su lugar de residencia hasta donde se encontraba la oficina, tal vez para la población que aun permanecía en esta subdelegación no representaba mayor esfuerzo gracias a que desde el Sauce —uno de los poblados más alejados de El Oro junto al Talhuén— solo suponía una caminata de no más de 2 horas por la medianía del cerro siguiendo la línea del tren o incluso un tiempo inferior si es que se tomaba un atajo, pasando por el sector conocido como el “Diablo Parado”, tal y como nos lo narrara Nelson Vargas y Benito Pinilla6, este camino acorta considerablemente los tiempos de traslado, para tomarlo se debe subir unos cuantos metros por sobre el Socavón Lecaros y pasar desde la cara sur a la este, hoy en día esta senda es utilizada por los pirquineros que pasan desde los desmontes de la mina Arenilla hacia los desmontes de la cara oriental como Pizarro, Chaleco, Mollaca, Rosario, Pique entre Otras.
El problema lo tenían las personas residentes en poblados mucho más alejadas de El Oro, tales como Cerrillos, Las Sossas, La Torre, Algarrobo, Barraza; etc. los que solo tenían la posibilidad de realizar trámites en esta oficina estatal ya que Ovalle se encontraba mucho más alejada en la eventualidad de un viaje a caballo o debían desembolsar dinero para comprar un pasaje en el tren que iba desde Tongoy a Ovalle -esto ya en el siglo XX-, tren que cada vez transitaba con menos frecuencia a causa de la carestía en sus gastos de operación.
Las reiteradas peticiones de traslado tuvieron nula respuesta desde la gobernación de Ovalle encargada de solucionar este tipo de problemas, viéndose en la necesidad de esgrimir razones legales para lograr su cometido de abandonar El Oro, debiendo dejar al arbitrio de sus superiores los posibles lugares para un traslado, según consta de la comunicación enviada al gobernador de Ovalle fechada el 11 de septiembre de 1894:
“El art. 3° del Supremo decreto de 29 de noviembre de 1884 dice textualmente lo siguiente: los oficiales del rejistro civil se instalaran en la ciudad, villa o aldea en que esté situado la correspondiente iglesia parroquial i en el punto más cercano a esta en que sea posible. […]i esta no puede ser otra que la agrupación de las minas San José, Rosario, Dichosa, Estación del ferrocarril i placilla de San José, etc.[…]Las razones que dejo apuntadas me han sugerido la idea de trasladar esta oficina a unas piezas de la casa de doña Alcina de Latcham viuda de Fajardo situada entre la placilla de San José i la estación del ferrocarril, que es la parte más central de esta subdelegación de Tamaya i de donde existe el mayor trabajo”7.
Las peores peripecias vividas por Juan Eusebio Lujan en el desarrollo de sus labores fueron en el último año de su estadía en El Oro, el temporal dañó gravemente su casa por encontrarse en la orilla de una de las quebradas que bajaba desde la mina Rosario, arrastrando todo tipo de materiales, llevándose una parte de su casa. Luego de este episodio, nuevamente insistió en el traslado, pero esta vez esgrime una razón que consideramos ilustrativa para entender cómo fue la decadencia, en su misiva asegura que no es posible encontrar una nueva casa o pieza para arrendar “por haber concluido el caserío y las que no se caen las deshacen sus dueños”8.
Ante este panorama, Lujan toma la decisión de trasladarse a vivir junto con su familia a una casa ubicada entre la placilla de San José9, en los alrededores de la iglesia, considerando que en este lugar existía una población numerosa, permitiéndole desarrollar de mejor manera sus deberes. Esta acción la ejecutó contraviniendo la orden expresa de su superior de no abandonar el poblado.
Finalmente, el 26 de diciembre de 1894, Lujan recibe el oficio que lo habilita para poder trasladar la oficina, gracias al decreto supremo fechado el 11 de diciembre bajo el número 3.239, en la que se dispone que la oficina de la circunscripción funcione con su mismo nombre en la placilla de San José10.
De su vida en este nuevo emplazamiento Lujan no dejó ninguna apreciación salvo el detalle de las actividades que realizaba a diario. Lamentablemente, los relatos concluyeron el día 2 de enero de 1897 cuando se encontraba viviendo sus últimos días como oficial de Registro Civil, debido a su delicado estado de salud durante los últimos 2 años, de lo anterior se derivaban las solicitudes de licencia para ausentarse momentáneamente de sus labores, la última de ellas se había extendido por dos meses a partir del 6 de diciembre de 1895, en su reemplazo quedó José Manuel Larrondo11; el cual realizó las labores de oficial hasta el 7 de febrero de 1896. Lujan abandona definitivamente su cargo el 26 de abril de 1897, quedando en su lugar Juan de Dios Pizarro, según consta de la siguiente nota:
“Certifico que con esta fecha hago entrega de la oficina a don Juan de Dios Pizarro a virtud de un decreto del juzgado de letras de fecha veintitrés del actual que se archiva por no haber espacio donde copiarlo. Oro de Tamaya, veinticuatro de abril de mil ochocientos noventa i siete”12.
El reemplazante no siguió registrando sus labores diarias en el libro copiador, no sabemos absolutamente nada de cómo fue su trabajo en la oficina. Lo que sí sabemos es que la oficina se mantuvo por varios años en esa ubicación a pesar de que los censos dan cuenta que la población local para el año de su traslado a La Torre era solo de 694 personas e incluso en el censo anterior la cantidad era inferior reportándose 607 habitantes13; esta ubicación no se explica salvo por una intrincada burocracia que extendió innecesariamente su permanencia en aquel lugar. De hecho, las fuentes dan cuenta que para el año 1895 la mina San José “sigue sin ningún cambio en su explotación, por ahora poco lisonjero”14. Luego de una corta estadía en La Torre, cabecera de la subdelegación homónima, en 1930 pasó finalmente a Cerrillos de Tamaya dando origen al Servicio del Registro Civil e Identificación que aun funciona ahí.
- El Tamaya, Ovalle, 16 de febrero de 1876. p. 2. PCH 563.
- El Tamaya, Ovalle, 17 de enero de 1877. p. 3. PCH 563.
- Archivo Registro Civil de Cerrillos de Tamaya. Libro copiador… El Oro, 12 octubre de 1889, foja 24.
- Archivo Registro Civil de Cerrillos de Tamaya. Libro copiador… El Oro, 12 octubre de 1889, foja 26.
- Archivo Registro Civil de Cerrillos de Tamaya. Libro copiador… El Oro, 12 octubre de 1889, foja 27.
- Nelson Vargas y Benito Pinilla, Pirquineros. Cerro Tamaya, 20 de enero de 2011.
- Archivo Registro Civil de Cerrillos de Tamaya. Libro copiador… El Oro, 11 de septiembre de 1894, Fojas 111-112.
- Archivo Registro Civil de Cerrillos de Tamaya. Libro copiador… El Oro, 11 de septiembre de 1894, Fojas 111-112. El énfasis es nuestro.
- Archivo Registro Civil de Cerrillos de Tamaya. Libro copiador… El Oro, 12 de octubre de 1894, fojas 113-114.
- Archivo Registro Civil de Cerrillos de Tamaya. Libro copiador… El Oro, 26 de diciembre de 1894, foja 115.
- Archivo Registro Civil de Cerrillos de Tamaya. Libro copiador… El Oro, 6 de diciembre de 1895. Documento no fojado.
- Archivo Registro Civil de Cerrillos de Tamaya. Libro de Nacimiento, El Oro, N° 23, p. 12.
- Oficina Nacional de Estadísticas. Censos Generales de la República de Chile. Años 1920-1930.
- El Tamaya, Ovalle, 15 de septiembre de 1889, p. 2-3. PCH 565.