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Tamaya y su modernización

Locomotora Tamaya. S.i.

La constante necesidad del mercado mundial por materias primas obligaron a los países productores de las mismas a extender su producción, este cambio se vincula de manera determinante con las transformaciones que venían gestándose en la estructura económica, lo que repercutió en las capitales, puertos y ciudades que concentraban su manufactura en torno a productos demandados por la economía mundial, fue, ciertamente, la preferencia del mercado mundial por los países productores de materias primas y consumidores virtuales de productos manufacturados lo que estimuló la concentración, en diversas ciudades, de una crecida y variada población1. Si bien el autor se refiere principalmente al pujante crecimiento de las capitales latinoamericanas, este argumento se puede aplicar al Departamento de Ovalle, pues el mercado internacional demanda la producción cuprífera de Tamaya y sus minas, lo que originó el aumento de la población de forma constante entre los años de mayor apogeo.

El aumento de la población trajo la modernización, reflejada en que mineros y hacendados abandonaron sus viejas prácticas para renovar sus métodos extractivos, introduciendo maquinaria industrial moderna, con lo que aumentaron sus ingresos. Adelantos tales como el ferrocarril y el telégrafo o la instalación de rieles en las minas son muestras de ello. En 1858 una empresa particular construye un madero-carril el que partía desde Ovalle y se comunicaba directamente con el puerto de Tongoy, con un ramal al mineral2, esta obra partía desde el puerto de Tongoy con 22 millas de camino, subiendo hasta 2.200 pies sobre el nivel del mar, en el lugar donde el camino se unía con la ramificación de Tamaya, bajaba hasta 1300 pies en el punto denominado Llanos Blancos, subiendo nuevamente a los pies del Tamaya unos 2.700 pies. La necesidad de transporte era uno de los puntos fundamentales para la producción de metales, por ello unos años después se instaló un ferrocarril a vapor propiedad de la empresa de Ferrocarriles de Tongoy, quienes tenían decisión en el aumento o disminución de las tarifas de flete de mercaderías, este constante vaivén obligaba a las faenas menores a recurrir al traslado de la producción sobre lomo de mula3.

Otro adelanto se expresa en el recibo, en 1890, de las propuestas para la construcción de una línea telegráfica que uniría el puerto de Tongoy con el centro cuprífero, estos adelantos aumentarían la plusvalía de las tierras, mejorando la conectividad y atrayendo mayor población. Estas innovaciones se manifestaron de manera determinante en las arcas empresariales.

1. Romero, J. (2007). Latinoamérica: Las ciudades y las ideas. Siglo XXI editores.

2. Biblioteca Nacional. El Eco de Ovalle, Ovalle, 9 de enero de 1858, p. 2. MIC 98.

3.Biblioteca Nacional. El Tamaya, Ovalle, 24 de agosto 1893, p.3. PCH 563.